De onduladas formas,
de verdes paisajes,
a veces, redondeadas, suaves,
otras afiladas, escarpadas, salvajes;
espesura de bosques, umbrías, cuevas,
ríos y manantiales.
Son las montañas, donde nacen las flores
en sus valles,
donde la inmensidad que se otea
desde sus cimas
se extiende ante la mirada incrédula
de belleza inigualable.
Son las montañas,
donde a lo lejos se funden los
inmensos azules de una manera
casi inexplicable;
donde el viento corre expédito, sin trabas
ni límites, lleno de suves aromas
casi incomparables;
donde los apastelados colores del atardecer
confieren al escenario la categoría
de un lienzo pintado por los ángeles.
Son las montañas
donde los animales, emancipados, completan
alegres el espectáculo con su diversidad,
laboriosos u holgazanes;
donde el silencio es música que te envuelve
hasta embriagarte.
De formas onduladas, suaves, otras veces afiladas,
salvajes,
las montañas son una auténtica fusión
con lo que somos, la naturaleza
y lo más aproximado a volar libres
sin ninguna clase de ambages.
© José L. Asensi 28/01/2021