Paseando por el campo me pareció,
que alguien quería cortar una flor;
primero pensó en cortarla,
pero enseguida lo descartó;
con sumo cuidado y mimo,
con raíz y arropada en su fructífera
tierra, esa persona la sacó;
esfuerzo y cariño, al empeño le puso,
y a su jardín la trasladó;
era un sueño tener a su lado
aquella tan bella flor;
compartir con ella, mañana, tarde
y noche,
pero al fin que lo logró;
esto duró bastante tiempo,
pero a veces el amor, paso a paso,
se olvida,
sean personas, animales, plantas
o cosas también;
así que poco a poco
llegó el acomodamiento, la apatía
y el desdén;
y es que al ser humano poco le dura,
la novedad, el capricho, el enamoramiento,
la atención y el mantener;
cada vez el riego más espaciado
y el cuidado también;
así la flor se fue muriendo,
hasta que muriendo se fue.
Entonces se llora lo perdido
y la futilidad de llevarse una flor
para abandonarla después.
Es el canto a la flor perdida,
empeño de tenerla en el jardín
y que no pudo ser;
aunque la historia simpre se repite,
antaño, ahora y en un futuro tal vez.
Las personas creen ser dueñas de todo,
pero no lo son de nada, aunque todo lo
quieran poseer.
Por ello las personas no pertenecen a nadie,
tampoco los animales, ni las plantas,
ni nada en la naturaleza,
es muy fácil de saber.
Así es como una flor fue sacada del campo
y olvidada después.
Es muy fácil ambicionar algo,
lo difícil es conservarlo y esforzarse
por mantener.
© José L. Asensi 13/01/2021
Emotivas sensaciones al leer tu relaro, que se confunde con la vida real. Se llora lo perdido, pero se aprende a no cometer los mismos errores; Abrid los ojos a lo real.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
ResponderEliminarComo la vida misma.